No lo sé. No le conozco, no sé su nombre ni su aspecto, pero sé que está allí.
Bajando alguna calle con los cascos sobre las orejas, con el aire revoloteando su pelo y perdido en sus pensamientos, como siempre.
Quizás incluso murmurándose cosas a sí mismo.
A veces juraría notar su perfume en el viento. Aunque es un chico, huele tan dulce...
O su voz. Creo que alguna vez oí su voz cuando estaba entre medio dormida y despierta, y sentí que me tocaba la mejilla mientras llamaba mi nombre... y no sabía si era un sueño o un deseo tan fuerte que lo pude percibir por los sentidos... sólo supe que tenía manos frías y una voz serena.
Bajando alguna calle con los cascos sobre las orejas, con el aire revoloteando su pelo y perdido en sus pensamientos, como siempre.
Quizás incluso murmurándose cosas a sí mismo.
A veces juraría notar su perfume en el viento. Aunque es un chico, huele tan dulce...
O su voz. Creo que alguna vez oí su voz cuando estaba entre medio dormida y despierta, y sentí que me tocaba la mejilla mientras llamaba mi nombre... y no sabía si era un sueño o un deseo tan fuerte que lo pude percibir por los sentidos... sólo supe que tenía manos frías y una voz serena.
Cuando me aburro le imagino sentado a mi lado, mirando hacia otro lado con su mejilla apoyada en una mano. Y quiero tocarle... pero sé que no puedo.
Así que tan sólo le miro.
Así que tan sólo le miro.
Le veo levantarse e ir a por algo, y le sigo.
Coge una lata de refresco, y al volver, no me da tiempo de apartarme de la puerta y me atraviesa.
Y siento un frío terrible, una soledad que me invade, y me echo a llorar.
Porque sé que en cuanto me gire a buscarle ya no estará. Que nunca estuvo.
Aunque el perfume del jabón que usó al ducharse siga en el aire, y a pesar de las gotas que dejó su pelo húmedo, caídas en el suelo... No, nunca estuvo.
Coge una lata de refresco, y al volver, no me da tiempo de apartarme de la puerta y me atraviesa.
Y siento un frío terrible, una soledad que me invade, y me echo a llorar.
Porque sé que en cuanto me gire a buscarle ya no estará. Que nunca estuvo.
Aunque el perfume del jabón que usó al ducharse siga en el aire, y a pesar de las gotas que dejó su pelo húmedo, caídas en el suelo... No, nunca estuvo.
"Quizás nunca estará..."
Y me aprieto el corazón e imagino su sonrisa. Se me aparece tanto pero jamás le vi sonreír... por eso, me falta su sonrisa.
Quiero verla una sola vez antes de que vuelva a desvanecerse.
La guardaré en mi corazón como el más oscuro de los secretos, el más preciado de mis tesoros... como el recuerdo de él, el que nunca tuve.
Quiero verla una sola vez antes de que vuelva a desvanecerse.
La guardaré en mi corazón como el más oscuro de los secretos, el más preciado de mis tesoros... como el recuerdo de él, el que nunca tuve.
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